Prensa MPPS.- Comer sano y tener una nutrición apropiada, son conceptos complejos que están íntimamente relacionados debido a que estar saludable no es solamente la ausencia de enfermedad, también se vincula al bienestar físico, psíquico y social de las personas; por tal motivo la alimentación es una necesidad básica que necesita un conocimiento previo, para llegar a obtener una alimentación adecuada.

La nutrición viene siendo la ciencia que estudia los alimentos y la interacción de los mismos con el individuo, siendo el conjunto de funciones armónicas que se van efectuando en el interior del organismo y, que tiene como objetivo mantener y conservar la vida

Mientras que la alimentación, es la manera en la que el individuo suministra al organismo las sustancias necesarias para su desarrollo y obtención de vitaminas para su funcionamiento.

Una dieta saludable corresponde a la cantidad proporcionada de los alimentos, para mantener las funciones metabólicas normales del organismo, lo cual sirve para sustraer los nutrientes esenciales para funcionar a plenitud, y de esta manera generar reservas para ser utilizadas ante una situación de emergencia.

Por lo tanto, no es solamente el acto de alimentarse en sí con fines prácticos; también se toma en cuenta la conducta alimentaria de cada persona, según su genética, las creencias religiosas, el ingreso económico, el nivel educativo y a las experiencias en la infancia con respecto algunos alimentos, como también la influencia de la publicidad al momento de consumirlos.

Es importante destacar que los alimentos expresan diferentes valores calóricos que provienen de las proteínas, carbohidratos y lípidos; por esta razón se debe tener cuidado al momento de su selección, ya que hay que tomar en cuenta la edad, el sexo y la actividad física de la persona.

La Dra. Emilia Jiménez, de la unidad de Endocrinología del Ambulatorio “Cesar Rodríguez” ubicado en la parroquia de Antímano resaltó, que el consumo de proteínas que la población venezolana está considerando como rendidor, se inclina al alto consumo de quesos lácteos, grasas saturadas, enlatados y embutidos que han venido reemplazando a los alimentos proteicos naturales como el Atún, la Bonita, la Sardina y el Carite  que son una fuente de omega 3, que si se consumieran 3 veces a la semana evitando la fritura de los mismos, ayudaría a combatir ciertas enfermedades cardiovasculares.

Asimismo, la ingesta de fibra y carbohidratos sin procesar, aporta más nutrientes que el procesado, por ejemplo “Si consumes una manzana en su proceso natural es más rica en fibra y densa en nutrientes que si la transformas en un jugo, que eleva la glucosa; por esa razón los alimentos naturales tienen una mayor proporción de potasio y una menor cantidad de sodio.

En cuanto a los aceites el preferido es el aceite de oliva con un aporte de grasas saludables para el organismo, que suele ser recomendado a los pacientes diabéticos, ya que se ha demostrado mediante estudios que este tipo de aceite tiene un efecto positivo en el control de la glucosa, además que no es un aceite inflamatorio” resaltó Jiménez.

Para una alimentación balanceada y saludable es importante asegurarse de consumir suficientes proteínas, ya que son esenciales para el buen funcionamiento del organismo. La falta de proteínas puede llevar a retrasos en los procesos metabólicos y daños en el sistema inmunológico. Es posible disfrutar de una variedad de alimentos que se ajusten a nuestras preferencias personales, tradiciones culturales y presupuesto, sin necesidad de restringirnos.

Para lograr una alimentación equilibrada, es recomendable incluir todos los grupos de alimentos en nuestra dieta, como lácteos, carnes, frutas, verduras, cereales y grasas. También es importante aumentar el consumo de fibras, que se encuentran en frutas, verduras y cereales integrales, para mejorar la digestión y mantenernos saciados por más tiempo.

Además, es fundamental incorporar alimentos que sean ricos en potasio, como en frutas: Albaricoques secos, ciruelas pasas, pasas, jugo de naranja y cambures.

  • Verduras: Calabaza, papas, espinacas, tomates y brócoli.
  • Granos: Lentejas, frijoles rojos, soja (soya) y nueces.
  • Lácteos: Leche y yogurt.
  • Proteínas: Carnes, aves y pescado.

De esta manera, estaremos beneficiando la salud de los riñones, el corazón, los músculos y el sistema nervioso. También lograremos reducir el consumo de sodio que disminuye el riesgo de presión arterial alta, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares; sabemos que la sal en las comidas aporta sabor como también permite su conservación, pero al tener un uso equilibrado de la misma nos permitirá evitar las patologías ya mencionadas, obteniendo así un mejor rendimiento físico.

Una alimentación saludable también se basa en el equilibrio y en disfrutar de comidas favoritas de forma moderada, combatiendo la idea de qué comer de manera saludable es costoso.

La actividad física también juega un papel crucial en la absorción de vitaminas y nutrientes, así como en el desarrollo de un sistema inmunológico fuerte; por tal motivo tanto el ejercicio es parte de la creación de buenos hábitos de formación en un ser humano saludable, que al mismo tiempo tendrá la capacidad de transcender en las generaciones, ya que creara patrones de conducta positivos, que permitirán de forma paulatina ir cambiando actitudes alimenticias.

Más, sin embargo, también se sabe que, “Un palo no hace montaña”, según un dicho popular venezolano, se necesita como base ir creando conciencia cultural desde el núcleo familiar para incentivar a la buena alimentación. De esta manera este tema ya no sería de interés solo para aquellos que cuidan de su salud, sino más bien el diario vivir de toda la población.

No se trata de privarse de alimentos que nos gusten, sino de encontrar un equilibrio y moderación en nuestra dieta como ya lo hemos venido mencionando. Es importante escuchar a nuestro cuerpo y comer cuando tenemos hambre, evitando comer por aburrimiento, estrés o emociones, por ejemplo: El desayuno es muy importante porque es nuestro primer alimento después de muchas horas, nos ayuda a que tengamos energía durante el día y mejor rendimiento, previene enfermedades como el sobrepeso y la obesidad; al mismo tiempo ayuda a la concentración y atención para actividades escolares o laborales.

El almuerzo es la segunda comida que brinda el aporte nutricional que requiere el cuerpo para seguir funcionando el resto del día después del gasto calórico que se ha consumido hasta el momento. Para luego concluir con la cena, unas dos horas antes de ir a dormir para que el cuerpo haga la digestión y así descansar mejor, lo más recomendable es evitar comer después de las 8:00 p. m., porque entre las 9:00 p. m. y las 10:00 p. m. el cuerpo comienza a producir melatonina, la hormona encargada de regular el ciclo del sueño, y entra en un estado de reparación que contribuye al desarrollo y bienestar del cuerpo.

Es importante seguir recomendaciones como las promovidas por la campaña nacional “Agarra Dato, Come Sano y Actívate” del Instituto Nacional de Nutrición (INN), para promover una buena nutrición y hábitos alimenticios saludables en la población

Gestión Comunicacional MPPS / Danaizeth Guzmán

Deja una respuesta