Emperatriz Cisneros / MinSalud.- Cada 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio; Venezuela se suma al llamado global por una salud mental digna, accesible y libre de estigmas, bajo el lema internacional “Cambiar la narrativa sobre el suicidio”. Al respecto, el psicólogo clínico y sexólogo Dr. Gilberto Aldana, Director del Servicio de Psicología del Hospital Vargas, ofreció una importante reflexión.
“El suicidio es un fenómeno psicosocial muy lamentable que deja consecuencias devastadoras en las familias, es decir, las personas que quedan después del suicidio de un familiar. Hoy vemos un problema de vacío existencial, una forma en la que los seres humanos estamos vinculando de manera superficial los lazos poco profundos y reales que establecemos con nuestras familias, parejas o amigos, que están generando una sensación de incomprensión y soledad que puede volverse intolerable”, afirmó el especialista.
Además, añadió que existen puntos clave para prevenir el suicidio, como la escucha activa y el vínculo humano. En cuanto al campo profesional, afirmó que el especialista debe ser capaz de reconocer el sufrimiento sin juzgar, creando un espacio seguro donde la persona se sienta vista y comprendida. La relación terapéutica debe basarse en confianza, respeto y contención emocional, incluso en contextos de urgencia.
Asimismo, hizo una invitación a formación especializada y continua, «capacitación en detección temprana de señales de alerta, manejo de crisis suicida y primeros auxilios emocionales, así como la formación en diversidad cultural, género, discapacidad y trauma, para atender con sensibilidad a poblaciones vulnerables».
El Dr. Aldana explicó que el suicidio no es un deseo de morir, sino un grito de auxilio. Es una manifestación de sufrimiento psíquico profundo que puede surgir en cualquier contexto, incluso sin señales previas. La desesperanza, los conflictos familiares, la violencia de género, el desempleo y el aislamiento social son factores que inciden directamente en la ideación suicida.
Por ello, destacó, hablar del tema con respeto, preparación y humanidad puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Derribar mitos como “quien lo dice no lo hace” o “hablar del suicidio lo provoca” es esencial para abrir espacios de escucha y acompañamiento.